Cuando hablamos de un fotograma o “frame”, nos referimos a cada una de las imágenes que componen a un video.
La velocidad con la que se reproducen se expresa con las siglas fps o fotogramas por segundo. Esta medida se utiliza en el campo de la producción audiovisual como el cine o en la animación tradicional, así como en la generada por computadora. Se puede realizar una grabación en diferentes fotogramas por segundo, esto dependiendo del tipo de video que se vaya a realizar, lo que se va a grabar o la manera en que se va a reproducir.
Una imagen en movimiento puede conformarse diferentes maneras dependiendo si utilizamos los fotogramas de manera progresiva o entrelazada:
De manera progresiva, cada fotograma muestra todas las líneas que conforman la imagen. Este formato se expresa con una p, por ejemplo 1080p.
Por su parte, el formato entrelazado solamente muestra la mitad de las líneas de una imagen, provocando que se necesiten dos fotogramas para mostrar una imagen completa. En las imágenes estáticas la calidad resultante es buena, pero si se muestran en movimiento rápido se producen líneas similares a una persiana. El formato entrelazado se expresa con una i (interlaced, entrelazado en inglés), cómo por ejemplo en 1080i.
Anteriormente dentro de la industria cinematográfica no existía una velocidad de proyección estándar debido a que se utilizaban cámaras con una manivela operada manualmente, lo que hacía imposible mantener la misma velocidad todo el tiempo.
A partir de la llegada del sonido sincronizado se estableció la velocidad estándar de 24 fotogramas por segundo en el cine.
El taumatropo o «wonderturner» fue un juguete precursor del cine. Se trataba de un disco con dos imágenes diferentes en ambos lados y un pedazo de cuerda en cada uno de los lados del disco, cuando los discos se giraban rápidamente con la cuerda producía la ilusión de que ambas imágenes estaban juntas, simulando el movimiento.
Las diferentes velocidades de reproducción.
Existen diferentes tipos de velocidades para los fotogramas y cada uno tiene una diferente aplicación. Los más conocidos son los 24 fps para el cine y los 30 fps para la televisión.
Cuando se le quiere dar una apariencia cinematográfica a un video, se recomienda grabar a 24 fps. Esta es la velocidad o “frame rate” más habitual y a la que está más acostumbrado nuestro cerebro. Sin embargo, esto no quiere decir que no podamos utilizar otras velocidades.
Uno de los inconvenientes con el formato de 24 fps es que las imágenes en movimiento pierden algo de nitidez. Además, si alguna de nuestras escenas es a cámara lenta y el movimiento es muy rápido hay que tener en cuenta que no quedara lo suficientemente fluida.
En la actualidad algunos directores han comenzado a experimentar y graban sus películas por encima de los 24 fps, como Peter Jackson en la saga de “El Hobbit”, grabando a 48 fps.
Existen personas que están a favor de este cambio, ya que consideran que es una forma de tomar imágenes más realistas y con mayor detalle. Por su parte, entre la audiencia hay quienes opinen que el grabar a una mayor velocidad de fotogramas provoca que se pierda la textura característica del cine y que se parezca más a como luce la televisión.
En la televisión occidental que cuenta con el sistema NTSC, se utilizan los 30 fps tanto en las pantallas LCD, monitores o proyectores. En cambio, en la televisión europea con sistema PAL se utilizan los 25 fps.
Existen algunos modelos de cámaras que permiten grabar a 50 fps y 60 fps. Estos formatos estan destinados para las televisiones y monitores de alta definición.
A partir de los 60 fps, se utilizan para grabar una secuencia de cámara lenta con una nitidez incomparable en relación a las cámaras lentas grabadas a 24 fps. Cuantos más fotogramas compongan una imagen, más fluida y nítida será a velocidad normal y en cámara lenta. Esto puede ser muy útil para grabar movimientos muy rápidos, como sucede frecuentemente con los deportes.
Las cámaras nos dejan escoger a cuantos fotogramas queremos grabar, pero la resolución puede variar dependiendo de la opción.
Las ventajas de grabar a resoluciones bajas, como 720p, es que los archivos en bruto pesaran menos, sin embargo, la desventaja es que se perderá detalle en la imagen.
Grabar en una resolución alta nos proporciona diferentes ventajas como la calidad, y si necesitamos escalar el plano durante la post producción, la pérdida en la imagen será mínima.
Fuente: Casanova