Si bien se ha demostrado que utilizar las emociones en el marketing trae buenos resultados, ¿que tan bueno es incluir aquellas que hacen que los espectadores lloren?
Los publicistas y mercadólogos han comprendido y usado a su favor las emociones como la nostalgia y el humor para vender diversos productos y servicios. Sin embargo, una tendencia reciente busca que en lugar de reírnos a carcajadas, nos sintamos tristes por aquello proyectado en pantalla.
Entonces, si estos spots transmiten una emoción que muchos consideran negativa ¿por qué son tan populares?
Uno de los factores principales es la evolución de la tecnología. Con tanta información bombardeando a los usuarios en los diferentes dispositivos y plataformas, aquellos contenidos que sean viscerales y emotivos, más fácilmente atraparan la atención del espectador. Las historias son el vehículo perfecto para comunicar emociones y el video digital es un recurso magnífico para ello.
Los mercadólogos se han dado cuenta que las emociones fuertes (como la tristeza) inclinan a las personas a compartir con mayor frecuencia ese contenido. Puede que sea la novedad o el reto que proponen aquellos encabezados escandalosos como “¿Puedes creer lo que pasa en este video? ¡Me conmovió hasta el alma!” los que hacen que la curiosidad motive a que las personas hagan click.
Pero la realidad es que el llorar hace que las personas se acerquen unas a otras. Cuando una marca o empresa hace que nos salgan las lágrimas, queremos acercarnos con los demás para hablar de ello. Adicionalmente, un spot efectivo y emocional adquiere 2 propiedades que lo harán perdurar en línea: como spot publicitario y como un contenido compartido socialmente tiempo después de que la campaña haya terminado.
Cambios en la tecnología le han provisto a las marcas un mejor formato para contar historias emotivas. En lugar de tener que adherirse al formato tradicional de televisión de 30 segundos, han podido tener más tiempo para causar un mayor impacto en la audiencia, sin dejar de ser breves (1 a 5 minutos regularmente).
Los contenidos tristes o “sadvertising” como se conoce en Estados Unidos, ayudan a capturar la audiencia y que esta hable de la marca, haciendo que se convierta en tendencia ya que cada vez son más las marcas que se suman a generar contenido de esta índole.
El único inconveniente es que no siempre es el contenido más adecuado para la marca o industria con la que se está trabajando. Aquel contenido que se percibe como manipulativo y meloso puede causar un efecto contrario al deseado.
Además entre más contenido similar se genere, las personas puede desensibilizarse a sus efectos, por lo que lo ideal es adecuar nuestra estrategia de video marketing no tanto a las tendencias del momento, sino a los valores y filosofía de la empresa o negocio. Que estas determinen la clase de historia y emociones, cuales quiera que estas sean, que queremos transmitir.
Fuente: Skyword