Para lograr una separación en las distintas partes de una producción, los cineastas recurren a diferentes recursos cinematográficos.
Las transiciones son un recurso que ha estado desde los inicios del cine, cuya invención surgió de la necesidad de que no se notara cuando se cambiaba la película de la cámara.
Con la finalidad de no cortar la acción se utilizaron cortes que además de no interrumpir con la comprensión de la historia, sino que la facilitaban, permitiendo extender la duración de la película y crear una estética diferente. Con el paso del tiempo, formaron uno de los elementos más importantes del lenguaje cinematográfico.
Los diversos planos en una película se unían entre sí mediante los cortes, al acabar uno empezaba el siguiente. Eventualmente se comenzó a experimentar con otras formas de pasar de un plano al siguiente.
Cuando se hace una transición gradual, se realiza mediante lo que se conoce como disolvencia, ya sea a color negro, a blanco u otro color o disolvencia encadenada.
La disolvencia a negro es el recurso más antiguo de todos y de cierta manera es el más natural, ya que se asemeja a abrir y cerrar los ojos. Es un oscurecimiento de la pantalla al que seguirá una apertura para iniciar la siguiente fase. Este recurso implica el paso de un periodo largo de tiempo.
Dentro de la disolvencia a blancos, las imágenes se tiñen cada vez más de este color hasta que la pantalla queda cubierta por completo.
En la disolvencia encadenada, la última imagen del plano va desapareciendo, mientras que, sobreimpuesta, va apareciendo la primera imagen del plano siguiente.
Otro recurso utilizado es el barrido, que ocurre cuando la cámara se mueve a toda velocidad de un objeto a otro, o las cortinillas, donde las imágenes se desplazan hacia arriba, hacia abajo o hacia un lado.
Anteriormente estas transiciones se realizaban en el laboratorio de revelado, aunque algunas de estas se pueden lograr en la filmación manipulando el diafragma y obturador de la cámara en el momento que se quiera el efecto. Si se desea una transición a negro se cierra el obturador progresivamente y para una disolvencia a blanco se hace el proceso inverso. Actualmente las transiciones se realizan de manera digital.
Corte
Barrido
Encadenado
Cortinilla
Cerrado a Negro
Abriendo a Negro
Se debe tener en cuenta que cada una de las transiciones tiene un significado, el cual se apega a un código que es conveniente respetar, utilizar adecuadamente y no cansar al espectador con cambios excesivos.
La mayoría de las transiciones consisten en un paso gradual de un plano a otro. Conviene tener el control del tipo y el tiempo de la transición en función de la historia y tomar decisiones basadas en criterios de comunicación.
En una narrativa fluida lo normal sigue siendo utilizar los cortes, ya que utilizar demás las disolvencias o las cortinillas hace más lenta a la acción. Otro recurso bastante normal, es la disolvencia a negro o desde negro. Este transmite un cambio más drástico en el ritmo narrativo, más cercano a un cambio de capítulo.
Existen momentos donde se impone un “punto y aparte”, o en los que se interrumpe el ritmo normal, donde conviene utilizar la disolvencia encadenada.
Las cortinillas habrá que utilizarlas con prudencia y no abusar de ellas. Si no se llegan a utilizar no pasa nada, ya que en ocasiones confunden, estorban, hacen más lento el ritmo, despistan al espectador o dispersan la comprensión, creando un ruido innecesario.
Existen muchos tipos de cortinillas, con diferentes formas y efectos que pueden captar la atención distrayendo al espectador de la trama.
Fuente: Universidad de Huelva